3.10.07

Un trago un poco amargo

El indicador de un justo escenario es siempre una taza de café. La señal de su calidad es casi siempre la tapa espumosa que no se rompe y que persiste hasta el fin, como sí quisiera que leyeramos el mensaje secreto inscrito en las paredes de la taza, susurrante, encriptado en nuestras intimidades. Si, me trae mensajes del más allá, un más allá que es del más acá siempre. Es mi psíquico personal. Por cierto que el otro día, cuando por un inocente entusiasmo por ganar una silla de la cafetería, casi tropiezo; me dijo -hay que dejar pasar-.
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